¿La libertad del debate científico en decadencia?
Un testimonio que nos abre los ojos ante el futuro
Cuando no posees el capital suficiente para que tu trabajo sea independiente y libre, te sometes a los dictados de otros. Eso es lo que ha pasado en nuestra sociedad, de modo particular los últimos decenios: todo ha empezado a depender de la fortuna de los más influyentes. Pero el problema no es la dependencia, porque se podría depender de alguien que tuviera en consideración las normas éticas y morales que rigen la relación entre personas e instituciones. El problema reside en que los personajes, organizaciones y grandes corporaciones han adoptado una ideología que no considera prioritario la norma y el deber ético. De hecho esta ideología impregna nuestra sociedad y el sistema educativo, donde todo está sujeto al “depende”, lo que se llama relativismo. Desgraciadamente tampoco la ciencia está exenta de esta perversión. En el siguiente vídeo en primera persona se nos cuenta la trama de alguien, con una brillante carrera científica, que por el bien y la salud de las personas fue y es perseguida y censurada, en estas sociedades que alardeamos de libres y democráticas.