¿Hacia un mundo feliz?
Lo que expresaré a continuación, de modo telegráfico, se verá explicado con mayor profundidad en la conferencia citada al final de esta entrada.
Hemos vivido, y todavía no salimos de una “pandemia de medias verdades”. Pero nadie quiere debatir, mucho menos los científicos, nadie quiere cuestionarse, y la gran mayoría sólo está dispuesta a sacrificar sus derechos fundamentales, por un poco de libertad (permisos).
La población occidental no hubiera sido capaz de obedecer ciegamente a cualquier absurda medida política o sanitaria sin suficiente fundamento científico, si no hubiera existido, desde hace años, incluso siglos, una auténtica operación de cambio o “reformateo” de la mentalidad.
Las ideas gobiernan el mundo. El dinero generalmente sirve para financiar las mejores ideas, que benefician a los financiadores, que por cierto, financian también Universidades y Organismos de salud.
Con la filosofía moderna predominan ideas que desacreditan, e incluso excluyen el pensamiento racional cristiano, con la excusa de “quitar poder a la Iglesia”.
Más allá del tener o no tener fe, el pensar serio sobre la fe elevaba al hombre a un pensamiento superior, incluso trascendente, que no le es ajeno a su naturaleza.
Decía San Agustín “el hombre caído de Dios, cae de sí mismo”. Se deshumaniza. Eso es lo que ha ocurrido.
Al desacreditar el pensamiento racional de la fe, el ser humano queda sujeto a poner su deseo espiritual de trascendencia, en cualquier cosa (Chesterton)
Así preparado el terreno de la mentalidad moderna, tiene su explosión en el auge de los regímenes totalitarios del siglo XX, claramente anti-religión, donde el orden se ejecuta por la fuerza y desde el Estado. La consecuencia: dos guerras mundiales y decenas de naciones en ruinas.
La manipulación de masas, como estrategia altamente profesional y a nivel internacional, se incentiva después de la segunda guerra mundial.
La estrategia para formar personas cada vez más débiles de pensamiento, ha ido calando en la educación a edades cada vez más tempranas.
Al mismo tiempo han ido cobrando fuerza las ideologías, promocionadas por la política en todos sus ministerios, las grandes corporaciones y los medios de comunicación.
Todo esto, prácticamente sin encontrar oposición, ya que la cortina que lo oculta todo es la endiosada democracia, cuando en realidad hay solo un sistema partitocrático.
Se ha ido “reformando” la mente de las personas para una aceptación de las ideologías, las cuales no admiten punto de discusión ni razonamiento. Simplemente se basan en el sentir subjetivo individual o colectivo.
Tenemos así, el ciudadano del siglo XXI, que “piensa” y gobierna su vida no desde la razón y los pilares morales (el orden natural), sino desde las emociones y los sentimientos que les vienen dictados por la moda ideológica. El buen ciudadano es el que obedece y calla.
La estrategia de manipulación de masas cuida de que el ciudadano siempre crea ser una persona libre y de “mente abierta”.
Quien se rebele a esta reforma de la mentalidad (adoctrinamiento ideológico), es tachado como retrógrado, de mente cerrada, medieval o etiquetas parecidas.
Quien cuestione los postulados y dogmas que han impuesto los amos del mundo, es decir el poder privado global, es considerado un teórico de la conspiración.
Una vez entendido este contexto en el que se ejecutó la operación Covid-19, (después del fallido intento Gripe Aviar), podrás entender cómo esta vez, se tuvo en cuenta todos los medios necesarios, para rectificar y dar el definitivo golpe a la libertad humana y a los derechos verdaderos que tantos siglos costaron a la humanidad reconocer.
Sin embargo, también hoy te dirán que vamos hacia un Mundo Feliz, pero no el que podrías desear, sino aquel que certeramente intuyó Aldoux Huxley en 1932, como consecuencia del rumbo que había tomando el mundo:
“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”.
A continuación, un interesantísimo análisis de Manuel Parra Celaya, Doctor en filosofía y Ciencias de la educación por la Universidad de Barcelona, sobre la influencia de un pensador que raramente la población haya siquiera oído mencionar, y que, sin embargo, ha modulado y continúa modelando el pensamiento, las actitudes y la vida misma de esta generación moderna. El Doctor Parra Celaya habla de “Gramsci y su influencia en el mundo de hoy”. Leer artículo. Hay otros interesantes análisis en el Blog de Manuel Parra ver aquí.