El Papa en cuestión

Como no podía ser de otro modo, nuestro blog se hace eco de momentos trascendentes de la historia humana, y nunca mejor dicho: Ha muerto Jorge Mario Bergoglio, obispo de Roma, como le gustaba llamarse, o simplemente Francisco. Lo de “Vicario de Cristo” curiosamente, no quiso aceptarlo.
Más que del Papa, preferiríamos, en vistas a futuros análisis serios, plantear el fenómeno “líder de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio y su obra”. Para dichos análisis son necesarios varios conocimientos, entre ellos un saber discreto de lo que es la Iglesia, no según la mentalidad del mundo, sino según la mentalidad de Cristo.
Son momentos de luto, respeto y por tanto, solo hacemos somera alusión a lo que no deberíamos omitir en recta consciencia, luego de pasado el tiempo prudente de condolencias.
Como no lo han hecho en tal magnitud con otro Papa, con Francisco I, los medios de comunicación, se han volcado al unísono a remarcar sus bondades y el rotundo cambio (o ruptura) con lo acostumbrado. Lo sienten cercano, un hombre que supo hacer entrar en el mundo una Iglesia que tenía fama de ser demasiado celestial.
Hay un eslogan que se repite como estribillo por los grandes medios “el Papa de los últimos” Más adelante deberíamos, en honor a la verdad preguntarnos si esto es así. Por mientras, sin quererlo, nos viene a la mente la alianza con la familia Rothschild y la amistad con George Soros, que poco tienen que ver con los pobres.
Todo buen hombre, y sobre todo el buen cristiano se debe a la verdad, pero la verdad requiere la decisión de desearla y buscarla con denuedo, más allá de todo: buscar la verdad sobre el pontificado de Jorge Mario Bergoglio, la verdad sobre su verdadero pensamiento, la verdad sobre aquello que hizo y aquello que no hizo; y obviamente cuando hablamos de verdad, no podemos confiarnos ciegamente en los medios de comunicación, o en un relato oficial. Esto es algo que, a estas alturas, deberíamos tener asimilado.
¿Por qué esta tarea es imprescindible? En primer lugar por amor a la Iglesia, que en su Carta oficial, el Catecismo en el numeral 675 advierte y profetiza sobre una Iglesia de tiempos convulsos. ¿Acaso los nuestros no lo son?

En segundo lugar porque, aunque pocas, la voces que disienten de lo comúnmente dicho sobre el Papa, son voces autorizadas y de recta doctrina, de fidelidad al Evangelio, y al Magisterio anterior a Francisco I, laicos, sacerdotes, obispos y cardenales, entre otros, todos consagrados por el Espíritu. Y en la Iglesia el Espíritu no es democrático, es decir, no tiene necesariamente la verdad la mayoría.
No sólo ahora, sino también antes, la insistencia de los medios en reafirmar la vida y doctrina de Francisco I, sin apenas crítica alguna, hace sospechar, pues no nos olvidamos que son esos los medios que nos mintieron y nos mienten. Cada imagen, cada palabra está financiada y controlada por el poder financiero global, el mismo que sigue insistiendo con un relato único y censurando lo contrario, por ejemplo la señora Von Der Leyen hace poco se lamentaba de que toda la población europea no se haya puesto el experimento génico llamado vacuna, cuando ya es imposible ocultar los millones de afectados gravemente y fallecidos por esa causa.

La necedad, consiste en acallar la razón, dejar de cuestionarse, aceptar lo que acepta la mayoría, tapar los oídos a los argumentos y cerrarse en una posición que poco tiene que ver con el Evangelio: la disidencia eclesial ha sido demonizada, como lo fue y es la disidencia en temas Covid-vacunas-cambio climático, pero cada día salen a la luz más evidencias del fraude de estos relatos.

La infiltración de la masonería en la más alta jerarquía de la Iglesia, la invalidez canónica de la renuncia de Benedicto XVI, y por tanto la ilegitimidad del Pontificado de Francisco, la trama de la mafia de San Galo, las declaraciones contrarias al Magisterio eclesial y a la doctrina católica por parte de Jorge Mario Bergoglio, son algunas de las cuestiones que se deberá estudiar, atendiendo a la razón más que a la emotividad o ciega aceptación de lo que ha dicho la mayoría; o en el refugio irracional de una tesis que no es ni evangélica ni eclesial, aquella que muchos católicos repiten “Al Papa lo elije el Espíritu Santo.
De lo se dice, puede que todo sea locura, pero eso hay que demostrarlo, y es un deber ineludible en honor a la verdad y por el bien de la Iglesia. Lo indigno de un cristiano, será cruzarse de brazos y no cuestionarse nada.
Estos son los tiempos que vivimos, y experiencia hemos adquirido, al menos algunos, después del minucioso plan de ingeniería social realizado con la población desde el 2020; por ello la esperanza está en que cada uno de nosotros con la llama del Espíritu que es Espíritu de la verdad, no tenga miedo de cuestionarse y buscar la verdad. También la búsqueda de la verdad representa una cruz, pero bien sabemos que la cruz lleva a la Gloria.

Como colofón de esta entrada, y quizá solo por curiosidad, una influencer de nuestro tiempo, la periodista Begoña Gerpe, exiliada por contradecir lo políticamente correcto en España, desde su posición “no católica” se hace ciertos cuestionamientos básicos que no vienen mal para empezar a pensar.