Hora de los laicos, ¿Qué laicos?
“Es la hora de los laicos” se oye por doquier en el ámbito católico actual; basta ya de clericalismo se apunta en documentos e intervenciones pontificias. Es la tendencia de la Iglesia sinodal del s. XXI. Sin embargo, cuando bajamos la mirada de la retórica a la realidad, nos encontramos con varias cuestiones “poco evangélicas”.
Es la hora de los laicos, pero ¿Qué laicos? Contrariamente a la consigna “todos, todos, todos” del lider Vaticano, la Iglesia Católica, con poquísimas excepciones, ha reducido el número de quienes tienen voz y voto en el camino que invita a recorrer juntos. Todos, no significa todos en absoluto, sino “todos aquellos que piensen en la misma línea que nosotros”. Cualquier parecido con la deriva política española, es pura coincidencia.
¿Qué laicos quedan fuera? Pues, aquellos que se atrevan a cuestionar con argumentos la deriva eclesial y política del momento. Aquellos que pongan pega al diálogo con todos y sobre todo, como principio primero y decisivo. Aquellos que se atrevan a decir que “no todas las religiones llevan a Dios”. Aquellos que siguiendo el Evangelio y la tradición bimilenaria de la Iglesia y su Magisterio se cuestionen la dudosa continuidad y el ya alevoso flirteo con las consignas del mundo. Aquellos laicos que no se crean el relato de las instituciones políticas de la diosa democracia… Y así la lista de excluidos continúa…
Se dice una cosa y se hace otra; cuando ha sido siempre la Iglesia la que ha estado allí, como Madre, no sólo para escuchar (sólo escuchar se pide hoy), sino también para corregir, e iluminar con la Verdad de Cristo.
Hace falta una reflexión urgente sobre el aporte y corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia Católica, pero no como se está haciendo sino con una actitud clara de escucha a quienes con los pies bien puestos sobre la tierra, conocen el mundo, conocen sus engaños, y conocen también las debilidades de los hombres de Iglesia. Es necesario escuchar a los laicos, que han dedicado su vida a la investigación histórica de los enemigos de la Iglesia y la sana doctrina, como el Prof. Dr. Alberto Bárcenas, o el gran escritor español Juan Manuel de Prada.
Siempre el pueblo de Dios necesitó de profetas, y Dios le suscitó profetas y en el Nuevo Testamento, Dios no cambió y sigue actuando del mismo modo: Dios sigue usando instrumentos libres y conformes a su voluntad.
En fin, la respuesta de un laico, organizador del Rosario de Ferraz, al Cardenal Cobos deja en evidencia muchos aspectos de la situación católica actual y nos permite una reflexión más allá del entusiasmo idílico que a veces se quiere hacer ver. AQUÍ EL ENLACE. Buena lectura y sacad vosotros vuestras propias conclusiones.