La magia de la democracia

Lo sensato de cualquiera que se precie de amar su libertad, debería ser la ausencia de miedo o rechazo a las voces que podrían sacarlo de la comodidad de pertenecer a una ideología política. España, en este sentido, tiene millones de personas que creen que los partidos políticos son religiones, a los cuales hay que jurar y profesar una fe ciega. De hecho, suelen aparecer entrevistas donde aquella señora, o aquel señor dice “yo siempre he votado a N.N. y siempre lo votaré, haga lo que haga”. ¿No parece sensato verdad?

Pero si vamos aún más allá, en nuestro intento de ser racionales, de pensar por nosotros mismos, más allá de los fieles de izquierdas y derechas, hay también una fe ciega en lo que no es más que un sistema político de gobierno, la democracia. La analogía se impone: “haga lo que haga la democracia, siempre seré democrático”.

En este sano pensar, un referente de la situación actual y de estas “magias de la democracia” como es el sueldo vitalicio, o la impunidad, o la devastación fiscal, nos complace escuchar a diario un periodista de referencia, Albert Castillón. En este programa nos hace repensar la situación actual, con un invitado de lujo, en materia jurídica.

Aquí el Editorial de menos de 15 minutos

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