Dañar a los niños
Basta leer las famosas bienaventuranzas de Cristo (Mt. 5, 1-12) para conocer la voluntad de Dios para sus hijos: el ser desposeídos, el tener hambre y sed de justicia, el trabajar por la paz verdadera, el aceptar ser perseguidos por la causa del bien y la verdad; todo ello debería configurar la vida del cristiano. Sin embargo, vivimos momentos históricos donde incluso el cristiano que rinde culto a Dios y reza, vive asombrosamente al margen de ciertos temas muy graves, sin querer siquiera enterarse y mucho menos involucrarse denunciándolos. Quizá a esta actitud ha contribuido el estilo pastoral que se ha ido imponiendo las últimas décadas, un estilo camuflado del principio de la misericordia divina mal entendida, lo cual conduce al buenismo de “no herir sensibilidades”, de confundir respeto con aceptación del error, de tener prohibido juzgar las acciones objetivamente malas etc.
Lo de ser luz del mundo, lo de iluminar las mentes, se está esfumando cada vez más en la voluntad de los que han sido hechos hijos de la luz. Es por ello, que prácticamente desde ningún sector eclesial se levanta la voz, todo se dice en voz baja, con algún que otro documento, pero sin hacer mucho ruido; no sea que el mundo se enoje y empiece a lanzar a diestra y siniestra etiquetas condenatorias.
Uno de los temas graves, realmente graves por los que los cristianos deberían “estar en las calles alzando su voz” son los continuos ataques a la infancia, ya no solo de mafias depravadas sino de las mismas instituciones.
A modo de introducción a este triste mundo de dañar aquello que es más querido a Dios como son los niños, queremos ofrecer a los que todavía no se han enterado de nada, la entrevista que hizo don Cesar Vidal a Mira Terada, directora y portavoz de la Fundación de Lucha contra la Injusticia (FBI), Presidente del Centro de Coordinación Unificada de Apoyo a los Compatriotas en el Extranjero (UCCCA), activista internacional de derechos humanos, escritora y publicista.