Mucha pasta climática en juego
Hoy lo más políticamente anti-correcto es decir que la narrativa del cambio climático tiene fisuras y en gran parte es mentira. Ningún periodista se anima a perder su trabajo por decir tal cosa. Como sucedió con el Covid, todos deben repetir 24/7 el mismo discurso, de lo contrario te quedas sin trabajo, pierdes la reputación, o si tienes miles de seguidores podrías hasta perder la vida. No importa si alegas completos discurso y conferencias de expertos reales y honestos del clima.
Desde este modesto blog, que se precia de haber alertado y advertido de las mentiras globales de los últimos años, invitamos a nuestros lectores a buscar fuentes alternativas de información para llegar a la conclusión que nosotros hemos llegado: el clima cambia, siempre hay cambio climático, pero la influencia del hombre es insignificante y menos aún dicho cambio puede ser producido por los combustibles fósiles provocando un efecto invernadero como dice la narrativa del consenso establecido por el poder financiero global (enlace a fuente de ONU).
De ahí que, como sucedió con la operación covid-19, no nos debe extrañar que los científicos más influyentes promocionen la narrativa hegemónica. Reconocida experiencia tenemos de aquellos científicos, y políticos que osaron contradecir la narrativa covid-19 o la posterior campaña de “vacunar, vacunar y vacunar”.
Pensad que si la narrativa cae o se debilita, eso provoca la pérdida de millones o billones. De ahí que las catástrofes son una excelente herramienta de convencimiento de la población para que pida urgentemente medidas para combatir el cambio climático.
Ante catástrofes como las que hemos visto a fines de octubre en la comunidad Valenciana y otros puntos del país, hay quienes se alegran y Usted sin saberlo, o por ingenuidad, puede ser uno de los que salen al balcón a aplaudir… Basta que usted sea uno de los creyentes de la narrativa y permita que el adoctrinamiento climático “forme” la mente de las nuevas generaciones.
Otra cuestión muy distinta, y es la diferencia que no se quiere subrayar, es la contaminación ambiental, y la destrucción de la naturaleza. De esto hemos de señalar no en abstracto, sino con nombre y apellido a empresas, pueblos, países que contribuyen a una mayor “basura” o deforestación en el planeta. Eso sería cuidar el planeta y no aquello que nos dice la ideología climática con palabras tan halagüeñas como “sostenible” “ecológico”. Desgraciadamente promocionando esta agenda ecologista también están las confesiones religiosas y la misma Iglesia Católica (Vaticano).
El pensamiento de los “calentólogos”, como gusta llamarlos ese gran periodista en el exilio, don Cesar Vidal, sería más o menos así: “No debemos actuar… Nada de invertir en infraestructuras de prevención de catástrofes. Nada de avisar con tiempo. Si actuamos antes, la gente dejará de creer en nuestra narrativa del cambio climático provocado por el hombre. Debemos incluso influir en el cambio del clima para convencerlos de la alarma climática. Si actuamos que sea solo después de que la población haya captado el mensaje y se haya convencido de que debe pedirnos la salvación”.
Para muestra un botón, y a modo de resumen las afirmaciones del astrofísico, ingeniero aeroespacial del departamento de física solar de la Universidad de Harvard, el profesor Willie Soon phD, en una conferencia del año 2019, “Cambio climático ¿Realidad o timo?” (enlace abajo)
1. El CO2 es irrelevante en el clima y no es un contaminante
2. El Sol es el factor fundamental en los cambios climáticos.
3. El IPCC y la NASA manipulan los datos. + del 90% de investigadores climáticos son corruptos.
Enlaces de referencia