Verdad y Ley del más fuerte
Algunos la han llamado la era de la postverdad, porque ya a nadie importa la verdad sino el sentirse cómodo y parte de la masa que sigue el relato oficial. Parece que esa sensación de estar unidos en el pensamiento de la mayoría, produce un morboso gozo.
La llamada pandemia Covid-19, que ha sido también una operación psicológica nunca antes vista, ha terminado por establecer unos lazos de dependencia y hasta cierto afecto entre los medios hegemónicos y la mente del ciudadano, de modo tal, que ya nada de lo relevante es cuestionado: lo dicen todas las TV, ergo es verdad. La mayoría, lo repetitivo y machacón funda la verdad.
Las nuevas generaciones ya no saben, lo que es el sesgo informativo, mucho menos podemos pretender que entiendan qué es la disonancia cognitiva. Es cierto, que hasta no hace mucho tiempo, todavía existían medios que no se arrogaban la propiedad de la verdad (no existían los verificadores de verdad) y se dedicaban a presentar los hechos, desde distintas perspectivas. Pero, en la era post-covid, eso ya no es posible. A los medios, se les exigió para seguir subsistiendo, tomar partido, y convertirse en maestros, o mejor dicho dictadores, sobre una población agradecida y convencida de que eso, es propio de la nueva normalidad, de las “sociedades democráticas”.
Quienes, todavía tengan un mínimo deseo de ser amigo de los relatos, pero más amigo de la verdad, deberían preguntarse ante el bombardeo mediático, cual es el relato que ahora se les ha impuesto a los medios que digan.
Acabamos de salir del relato oficial covid, el cual se estaba cayendo a pedazos, al salir a la luz (incluso algo en medios oficiales) los terribles efectos de las vacunas, la inutilidad de las mascarillas y confinamientos y por el contrario el daño psicológico que han causado en niños y adolescentes, mucho más graves que el que hubiera causado el virus. Ahora bien, una mentira se tapa con otra, y ahora es necesario pasar a una nueva etapa de manipulación y adoctrinamiento de la población.
Es interesante, cómo medios que antes supieron mostrar un poco de interés por la verdad, como la cadena COPE, ahora se han sometido a la misma línea impuesta desde las grandes corporaciones y amos globalistas. La estrategia siempre es la misma, la de cubrir los crímenes y violaciones de las políticas llamadas democráticas y criminalizar a quienes se opongan. Callaron estos medios cuando se mataba a mujeres y niños en Irak, Libia, Líbano, Siria, Afganistán desde las invasiones ordenadas por los mandatarios estadounidenses, y apoyada por la UE, que parece estaban justificados, porque “estaban luchando contra el terrorismo”. Un repaso se puede ver aquí.
Nunca, describieron tan bien el perfil de presidentes psicópatas que iniciaron guerras tras guerras, y miles de muertes, sin embargo, ahora todo el mundo sabe describir la psicosis o locura, según los medios, de un Trump que durante su mandato, fue el único que no inició ninguna guerra.
Más allá, de esto, creo que los medios actuales adolecen del más mínimo sentido común, aquel que te permite ver cómo gira el mundo: Estimado amigo, la realidad es la que es, y no se puede cambiar. Hay potencias mundiales, nucleares. Y si tu eres un país pequeño, debes entender que el mundo sigue funcionando por la ley del más fuerte, la ley de la selva. Nada ha cambiado. Lo que ha cambiado es la percepción que tu tienes, que gracias a la manipulación que han ejercido sobre ti, te hacen creer que en nuestras sociedades modernas mandan los tratados internacionales, la leyes, el estado democrático. Todo eso, se lo lleva el viento. Nadie, ni la tan endiosada política “democrática” americana o europea, respeta esos tratados, cuando se trata de obtener grandes beneficios económicos. ¿Cómo lo hacen? Pues, por ejemplo, con atentados de falsa bandera, como lo fue el 11S. No te sorprenda que la OTAN, por los beneficios que busca en Ucrania, no tenga ya planeado un ataque de falsa bandera. Sí, como esas armas químicas que nunca existieron, y que tu te creíste, porque la tele lo repitió hasta el cansancio. Pero, ten por seguro que la culpa será siempre de aquel que a ti te presentan como “el malo”, y una mentira será tapada con otra mentira. En guerra, los grandes, ambos, son malos, y a los grandes nadie los toca. Deberías haber aprendido eso en el cole.
Por tanto, si tu eres Colombia, Argentina, México o España, no te puedes creer a la altura de una potencia mundial como China, Rusia, o EEUU. Tú no puedes amenazar a esas potencias, no le puedes hacer la guerra porque en tu cabecita te hayan inoculado la ilusión de la soberanía.
Para hacerte caer en la cuenta, voy a poner algunos ejemplos hipotéticos: ante este conflicto en Ucrania, te has preguntado qué haría EEUU si de repente, México o Canadá, empezaran a coquetear con la política exterior de China o Rusia y decidieran firmar un tratado militar de mutua defensa, con el consentimiento de poner bases militares en la frontera con EEUU. ¿Lo habéis pensado? ¿Y cómo reaccionaría EEUU, si una vez instaladas esas bases, comienzan a surcar sus fronteras aviones con tecnología nuclear? Pues, eso ha estado haciendo la OTAN en las fronteras con Rusia y seguramente no lo has visto en TV. Vaya vaya…
Sigamos: ¿Qué sucedería si la política exterior rusa empezara a inmiscuirse en la política de México o Canadá, hasta poner un gobierno “títere” que fomentara el ultra-nacionalismo Mexicano contra EEUU? ¿Crees que EEUU no haría nada? Es más, ¿Qué haría EEUU si una potencia como Rusia o China empezaran a proveer de armamentos a los grupos ultra-nacionalistas de la frontera de México y EEUU, y a la vez realizara en la población mexicana una campaña de odio entre mexicanos y estadounidenses? Desde hace muchos años, que EEUU invierte millones en este adoctrinamiento ¿Tampoco te lo contó la TV?
Es curioso, que por ejemplo el Sr. Herrera en Cope, y otros grandes periodistas hablen de poner un “títere” en el gobierno de Kiev, cuando lo pone Rusia, pero cuando lo pone EEUU, es que ha puesto un gobierno democrático, justo, leal y honrado. Vaya, vaya… la vara de medir de nuestros “intelectuales”.
En fin, este apresurado editorial, lo he escrito, como todo lo que escribo, en honor a la verdad. Quizá no la tengamos, y como humanos debamos vivir siempre en busca de la verdad, pero al menos, creo que hay que intentar ponerse en dirección a la verdad y esa dirección es ser neutral, dudar, cuestionarse, y siempre, siempre tener delante los dos relatos, aunque nos haga salir de la propia comodidad y nos duela. Mucho, mucho de lo que sucede en el mundo, ni tu ni yo lo queremos, lo más probable es que ni tu ni yo podamos hacer nada por cambiar esta situación, o quizá sí… quizá podemos hacer algo, y ese algo es rezar con fe, y en segundo lugar no seguir apoyando la mentira, el periodismo sesgado, y las medias verdades de nuestros medios hegemónicos.
Quizá, ayude esta cronología de los hechos de un experto en geopolítica y licenciado en relaciones internacionales. Más datos siempre son de ayuda, para luego sacar las propias conclusiones: