¿Cristo en geopolítica? Sí

El presente es uno de los artículos más importantes de nuestro blog, lo que hoy debiera interesar y preocupar a cualquier ciudadano de bien, incluso más allá de su creencia o fe. Luego de una introducción, necesaria y útil para llevar a la práctica, os dejamos un podcast de una de las mejores síntesis que hemos escuchado sobre las causas profundas y últimas de lo que hoy acontece en nuestro mundo. Nos involucra a todos, y nos señala lo que vendrá.

EL VERDADERO DESPERTAR

¿Por qué se debilita una nación? ¿Por qué se desmorona una civilización? ¿Qué hace que los sueños más sanos de la humanidad no se cumplan?

Aunque parezcan preguntas abstractas, la respuesta correcta sería la razón por la cual se puede todavía tener esperanzas. Justamente el mundo moderno vive sin esperanzas sólidas, porque ni se plantea las causas profundas de lo que ve que está sucediendo, ni muestra interés por salir del cubo de sus limitados razonamientos.

Hay quienes han despertado, en particular estos años, ante los engaños y maldad de quienes mueven los hilos de acontecimientos globales. Han sido personas, que han logrado elevar su mente rompiendo la jaula del relato único. Han sido tres años de un despertar, para unos pocos “afortunados” sin efectos graves, para otros, desgraciadamente después del golpe de la evidencia de daños causados.  

Sin embargo, debemos aclararlo, el verdadero despertar no es haber descubierto una mentira, o un sistema global de engaños a la población; es más, puedes haber identificado a quienes manejan los hilos de la política, la economía, la ciencia, los medios etc, y sin embargo, todavía estar dormido en lo esencial: la causa última, la razón que los mueve y sobre todo no haber despertado a la esperanza auténtica.

QUIENES SON GENTE DE MENTE ABIERTA

Repetidas veces escuchamos la cantinela de que los creyentes, en particular católicos que conservan la doctrina de Cristo, son gente de mente cerrada; cuando en sana lógica es fácil darse cuenta que es la mentalidad del mundo la que cierra su mente a la existencia y/o acción de Alguien que está más allá de nuestro mundo.

Solo el orgullo o la soberbia hace que una persona crea que la verdad se reduce a la capacidad humana de verificar hechos tangibles. Por el contrario, la persona creyente, sabe que la capacidad humana de conocimiento va más allá de una verificación material, reconoce humildemente los límites de la ciencia humana y es capaz, por indicios más o menos sólidos, afirmar realidades que escapan a los límites del método científico.

EL CAMINO DE LA VERDAD

Hay una cita bíblica sugestiva y de inmensa utilidad a la hora de buscar respuestas a las causas profundas de lo que acontece, es del profeta Oseas:

“por falta de conocimiento perece mi pueblo” (Os. 4, 6). 

Se trata de ello: falta de conocimiento, característica de los tiempos que vivimos de crisis de pensamiento, relativismo, hegemonía de las ideologías. Pareciera que pensar profundamente no está de moda, ni siquiera en los ambientes en los que en otro tiempo creció y se desarrolló el pensamiento occidental, como fueron los centros de estudios teológicos.

¿Qué hacer para despertar a las causas profundas de lo que sucede y se avecina? ¿Cómo encontrar una esperanza firme capaz de fortalecernos ante toda adversidad?

El camino no es otro que seguir escalando la montaña del conocimiento y dar cabida a lo que Cristo dijo. Esto puede parecer otra propuesta religiosa, y lo es, pero no en el sentido que la mayoría de la gente entiende. Es hora de reconocer que sabemos muy poco de Cristo.

ENTRAR EN UN MUNDO DESCONOCIDO HOY

Entrar en el mundo del conocimiento de Cristo con seriedad no es tarea fácil ni rápida; se trata de un ejercicio de humildad interior, también intelectual, reconociendo la propia creaturalidad y trabajando en sí mismo la disposición de dejarse invadir por el Espíritu de Cristo resucitado.

No se te pide desde el inicio una fe convencida, sólo humildad, pues a partir de ella Dios va construyendo en la persona la solidez de fe. Al fin, este proceso interior no es principalmente adquisición de conocimientos, que son necesarios, sino la experiencia de encuentro con Alguien real, que ilumina la mente, y sobre todo llena de paz. Es necesario, desear la purificación de la conciencia y en lo posible confesar las propias culpas.

“Buscad y encontraréis” decía Jesús; el problema del hombre moderno es que no busca a Cristo, ni busca la verdad, ni busca conocer su Palabra.

Cuando el ser humano está relacionado con el más allá, con la eternidad, en una relación de amistad con la persona de Cristo, en familiaridad con su Palabra, entonces su mente está abierta a lo que Cristo anunció y que indefectiblemente se cumplirá.

El cristiano tiene el privilegio, podemos decir, de “ver desde la eternidad” la historia y sus acontecimientos. El buen Padre Dios ya le ha revelado el andar del mundo, el desarrollarse de la historia, el resultado de la lucha entre la luz y las tinieblas.

DIOS NO DEJA AL HOMBRE EN LA IGNORANCIA

“Nada hace Dios sin comunicarlo a sus siervos los profetas” dice el profeta Amós, y es así, que la asidua meditación de la Palabra divina, permite ver mucho más allá de lo que puede ver un experto analista en cualquier rama (sociológica, económica, geopolítica etc). Y esto lo comprobaréis cuando escuchéis el podcast del profesor Galeron quien con esta síntesis sitúa correctamente el foco de lo que debe ser un pensar cristiano. Cada uno deberá averiguar, corroborar, conocer, cuestionar los distintos datos y sobre todo interpretaciones, pero  ¡Advertidos estamos!

El verdadero despertar no es la afirmación del propio yo, como proponen muchas corrientes sincretistas y esotéricas. La liberación del ser humano sólo es posible gracias al Creador del Universo, no cualquiera sino el Dios personal uno y Trino que envió a su Hijo al mundo para salvarlo.

Solamente en el reconocimiento y seguimiento de Jesús de Nazaret que a sí mismo se proclamó Camino, Verdad y Vida está el verdadero despertar. Quien lo dude, que lo busque y El se dejará encontrar.

“Yo soy la Luz del mundo” dijo Jesús y ante sus afirmaciones tenemos solo dos opciones: o era un loco, el mayor impostor, o bien tenía razón y era (y es) por tanto, el Hijo de Dios. Y en este caso, en sano juicio, no seguirlo sería renunciar a nosotros mismos, ir contra la verdad que nos libera.

ESCUCHAR EL PODCAST del prof. Galerón

PARA PROFUNDIZAR, SERIE DE VÍDEOS DE DATOS HISTÓRICOS PRACTICAMENTE DESCONOCIDOS Y QUE EXPLICAN MUCHO DE LOS MENTORES Y EJECUTORES DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL.