¿Por qué sufre Ucrania?

¿Por qué sufre Ucrania? Por la misma razón por la que sufren todos los pueblos de la tierra: Oligarquías que en busca de sus propios intereses negocian la vida de su gente. No hay país que no la tenga. Obviamente la tiene Rusia también. Así gira el mundo, y por ello está en los líderes llegar a ciertos acuerdos diplomáticos para no poner en peligro a su gente. Para ello se firmaron los acuerdos de Minsk. Bastaba sólo cumplirlos. Ni la OTAN que también tenía otros acuerdos que cumplir con Rusia, ni los últimos gobiernos ucranianos cumplieron nada.

** En este blog, usted encontrará multitud de enlaces a expertos en geopolítica, militares y analistas del periodismo no hegemónico. El presente, es un resumen de publicaciones anteriores en las cuales hemos aportado las pruebas pertinentes.

Con el presente conflicto, lo que no contaron los medios occidentales fue que desde hace años, líderes ucranianos que no miraron nunca por el bien del pueblo, hicieron oscuros negocios con la política exterior angloamericana, lo cual llevó a un golpe de Estado y a una guerra civil. Eso era lo buscado, porque a partir de esa guerra, había más motivos para ingresar armas y justificar la injerencia militar, mientras EEUU y sus aliados iban colonizando el territorio ucraniano, no sólo con sus “hombres de confianza” en el gobierno, en los medios de comunicación, y en la educación, sino también con la peligrosa operación de instalar bases militares, e incluso bio-laboratorios para, en el momento oportuno, dar el golpe de gracia al enemigo de siempre, Rusia.

Es en este contexto donde un actor cómico es promocionado por la política angloamericana y financiada por inversores mafiosos como George Soros. Desde Occidente, que respira desde fines de la segunda guerra mundial, el espíritu bélico americano (consulte usted el gasto anual en defensa), se intentó veladamente alimentar durante décadas el odio a Rusia, aunque no siempre se logró frenar a quienes, con un poco de tino, veían que la amenaza no era tal y que era mejor entablar una cierta amistad diplomática y de comercio. Así lo hizo Alemania, sobre todo con el millonario proyecto del gasoducto Nord Stream, el cual fue tolerado, aunque nunca consentido por la política americana. El plan para vengarse por tal delito de haber hecho comercio con Rusia se fue gestado hasta que se consiguió en el 2022, vender el preciado gas a Europa, por un precio significativamente superior.

La guerra civil fratricida (rusos y ucranianos son hermanos de una misma sangre, raza, religión, cultura etc) desatada ahora, no es más que la consecuencia del gravísimo error de gobiernos ucranianos de vender su propia patria a los intereses extranjeros, prestarse a ser base de la guerra que el Rey de las guerras, la política exterior angloamericana, busca librar con Rusia, dada la agonía que está sufriendo de perder su hegemonía global, por el avance de China y por el mismo desmembramiento de la política americana. Cuando hablamos de política exterior angloamericana suponemos las políticas vasallas europeas, que desde hace décadas ya no son soberanas.

No hay guerra que se pueda justificar, pero decir que sin motivo Rusia invade un país soberano, es decir una gran mentira que sólo pueden mantener los medios que no son de información, sino de propaganda.

Los mismos que ha sido vasallos de la hipocresía angloamericana cuando ya lleva más de 9 países invadidos, con más de 6 millones de vidas eliminadas, y todo con el consenso de los gobiernos europeos, todo justificable con la excusa de “llevar la diosa democracia”. Echad un vistazo a los países invadidos, a ver si encontráis algún progreso luego de haberlos dejado masacrados y en ruina. ¿Qué decir de Europa? Pues, después de la declaración de guerra emitida en la Cumbre de la OTAN en Madrid, podemos decir que, desgraciadamente, vamos por el mismo camino de ruina y sufrimiento. Si hubiera existido alguna vez estado de derecho o democracia, hubiera tenido el pueblo la capacidad de elegir su destino, pero como tal democracia siempre fue una estrategia más de los más poderosos, las sociedades modernas siguen viviendo según la ley de la selva. Los europeos tendrán que sufrir la guerra por la misma razón por la que la sufren todos los pueblos esclavos. La diosa democracia, como no existe, no vendrá en su ayuda.