Despierta y ganarás

Nos quejamos de la falta de sentido común, nos escandalizamos por afirmaciones y decisiones que “no tienen pie ni cabeza”, sin embargo no nos planteamos qué es lo que hemos perdido y debiéramos recuperar.

Nuestra sociedad moderna se ha construido, los últimos años, sobre la base del desprestigio al pensamiento profundo (filosófico y religioso), pues a través de un trabajo de “re-educación” (reingeniería social) se ha buscado, no sin éxito, invertir la escala de valores, o al menos, relativizarla. Aquello que el pensamiento clásico definía como lo propiamente humano (la razón) ha sido diluido y ocultado, para proponer “nuevos valores supremos” capaces de mantener a niños, jóvenes y adultos en un sistema de consumo y poco sentido crítico. No sea que reflexionen y despierten.

Pensamiento y fe no son excluyentes.

Creer y pensar, pensar y creer, o mejor como decía san Agustín “Credo ut intelligam et intelligo ut credam”, creo para entender y entiendo para creer.

Contrariamente a lo que se nos hace creer, la fe invita, y hasta diría, exige la reflexión. La fe cristiana, ha sido valorada por los más grandes pensadores de la humanidad, y esto es un dato que corruptamente hoy se oculta a las nuevas generaciones. Basta una mirada a las mentes más ilustres que construyeron nuestra civilización, desde el arte hasta los mayores inventos, para darnos cuenta, que el desprestigio de la doctrina cristiana es un mal de nuestra época.

Cuarentena, cuaresma y pensamiento

Hasta inicios del 2020 apenas si conocíamos el término cuarentena, de pronto se volvió una de las palabras más usadas en el lenguaje cotidiano, en medios de comunicación y en instituciones de todo tipo y color. Sin embargo, el 26 de febrero, para una minoría de la población cristiana (la practicante) empezaba una cuarentena, libremente elegida y hasta deseada, ya que el miércoles de cenizas los ritos del culto los introducía en un itinerario de experiencia de purificación interior para analizar y mejorar la relación con el Ser trascendente, su Creador, Padre y Redentor.

La cuaresma cristiana posee una visión completa de la persona humana: busca reforzar su interior, curar sus heridas (perdón, misericordia) y a la vez lanza a la persona convertida a la conversión del mundo, para que aporte su granito de arena, frente al hermano necesitado, no solamente de lo material.

Quienes estaban mejor preparados

La cuarentena forzada por las circunstancias (virus o decisiones políticas), ha sido un duro golpe para el hombre moderno acostumbrado a vivir sin cuarentenas, es decir sin detenerse a pensar profundamente, y menos por mucho tiempo. Sin embargo, tanto para el cristiano practicante, o el religioso en general, como para el filósofo, la cuarentena ha sido algo “normal” en cierto sentido, ya que al menos una vez al año, es él mismo, quien la elige para provecho personal y social.

La cuarentena, que podría haber sido un tiempo de vitalidad intelectual, para la gran mayoría ha sido un tiempo de estrés y de mayor inmersión en lo superficial (lo que distrae, lo que “mata el tiempo”), aunque ha habido quienes ha descubierto ese camino provechoso y humanizante del religioso y el filósofo.

Un valioso artículo que complementa lo dicho

He querido resaltar el aspecto reflexivo del cristiano practicante, y como complemento os quiero proponer un excelente artículo de Maximiliano Loria, Dr. y Profesor en Filosofía.  Me han parecido interesantes sus consejos, también para “reivindicar” la figura del filósofo del que nos hacen creer que es alguien que “vive en las nubes”, cuando, en realidad es quién se esfuerza por entender la realidad en sus causas más profundas.

Maximiliano Loria es docente en la Universidad Nacional de Mar de Plata (Argentina), en la Facultad de Humanidades, ayudante en las cátedras de Filosofía Medieval y Metafísica. Docente además en la Escuela Superior de Medicina en la Cátedra de Psicología Social y profesor de Filosofía en la Escuela Universitaria de Teología de Mar del Plata. Realizó su tesis doctoral sobre la noción de actuación racional en el pensamiento de filósofo escocés Alasdair MacIntyre entendido como contrapunto de la actual cultura emotivista. Tiene una hermosa familia con dos hijos.

El mundo de hoy busca soluciones rápidas, sacarse velozmente de encima los problemas a fin de poder retornar, aún más rápidamente, a la distracción.

Blog de Maximiliano Loria, La filosofía en la escuela secundaria

DanielC