Pan de Reyes Magos

Todo se va debilitando, perdiendo luz, esperanza y vida cuando se pierde de vista lo esencial; cuando el corazón de lo celebrado ya no es consciente. Lo exterior termina pronto, se desvanece, se esfuma y queda poco… Esto, desgraciadamente, en nuestra sociedad que cada vez es menos cristiana, aunque siga festejando exteriormente y como excusa, realidades cristianas. Y bien decimos al hablar de realidades cristianas.

La fiesta de los Reyes Magos, litúrgicamente conocida como la Epifanía es una de las fiestas más bellas, principalmente por el misterio que encierra, misterio capaz de alegrar hondamente y llenar de esperanza.

Epifanía es la revelación de Dios, encarnado en aquel niño de Belén a unos personajes que los libros históricos mencionan con el nombre de Magos de Oriente. Es decir la muestra clara de que Dios vino al mundo, no solo para un pueblo elegido sino también para todas las naciones, para todo el mundo. Es la Navidad de los que no son del pueblo elegido. Es nuestra Navidad.

Vivimos inmersos en el mundo y por tanto, es fácil dejarse llevar por la corriente que habla de “navidad”, “paz”, “reyes magos”, “magia” etc. como algo ficticio o supersticioso, sin un asidero real y espiritual. Es de buen cristiano reconocer e intentar contrarrestar esa ola de superficialidad con la que el mundo intenta condicionar o reducir la esencia de las fiestas de raíz cristiana, incluso con notas de bondad, como llamar a la navidad una fiesta de familia así, sin más. Lo es, pero a partir de un Dios nacido para la salvación de la familia.

Desde los Evangelios sabemos que la mentalidad del mundo no está guiada por el espíritu de Dios. Así Jesús mismo dice que no ora por el mundo, entendido como mentalidad, o espíritu mundano que intenta distorsionar la realidad. Hoy las ideologías son las encargadas de hacernos percibir la realidad que no es.

Dicho esto, una vez pasadas las fiestas, vale la pena retomar la reflexión, la meditación en las grandes verdades de nuestra fe. Volver a lo esencial, introducirse en el misterio de lo que hemos celebrado. De este modo esa alegría y buen pasar que hemos vivido estos días encontrará el sentido último de la fiesta, un sentido que permanece en el corazón e ilumina todo el año.

Los Reyes Magos, fueron seres reales… no son un invento fantasioso. Veamos qué datos históricos tenemos y cómo la tradición fue descubriendo en ellos un ejemplo a seguir. Imitar a los reyes, es el alimento de la vida espiritual, su ejemplo es pan de reyes para cada corazón que quiera profundizar en el rol que Dios quiso que jugaran en nuestra historia. Para conocer un poco más de ellos, aquí un buen resumen ofrecido por un sacerdote de la Diócesis de Málaga ver aquí.

También tenéis aquí la reflexión de nuestro médico el Dr. De Benito que buen catequista es. Enlace aquí.